Un blog para la verdad: Cachos de vida
Un blog para la mentira: Mentira como la vida misma

lunes, 23 de junio de 2008

Agradecimiento (fuera de temática)


La Alboraida


Rompo la línea y propósito de este blog para hacer un agradecimiento publico.

Os cuento.

Hace unas semanas comencé a pasarme por un excelente blog: La Alboraida creado por Landahlauts (del hábito hasta he aprendido a escribir bien su nombre sin copiarlo ;-) ).

No os cuento nada sobre el mencionado blog pues prefiero que lo descubráis y disfrutéis vosotros mismos. Bueno también por preservar el “arte virgen”, un concepto mio que para ser bien explicado tendría que hacerlo en mi otro blog (más personal) Cachos de vida. Vale, sí esto era algo de autopromoción.

Ya me desvié del tema… como iba contado. Comencé a visitar con asiduidad La Alboraida y durante este tiempo me he hecho uno de los habituales que lo leen y comentan.

Ya me desvié del tema… como iba contado. Comencé a visitar con asiduidad y durante este tiempo me he hecho uno de los habituales que lo leen y comentan.

Coincidió curiosamente por esas fechas en que yo comenzaba a entrar un concurso ideado por Landhlauts. Su objetivo era descubrir quien iba a ser su “colaborador secreto”, para ellos publicaría varias entradas especiales que contendrían pistas sobre esta oculta identidad. Desde el primer momento el concurso emocionó y sus fieles hemos estado siguiendo las pistas y tratando de desvelar el misterio. Además, ¡había premio! :-)

Debo confesar que he sido una persona muy afortunada, primero ser uno de los que encontraron la solución (más merito de google que propio). Y luego porque entre todo los acertantes (buena gente de la comunidad de La Alboraida que listo a continuación) se hizo un sorteo (en función del número del cupón de la ONCE del día) y me toco a mi.

1.- Concursante: Caulfield
Dame Mis poderes o no te desato

2.- Concursante: Peritoni
Ay omá!!

3.- Concursante: Luna Azul
Miradas de Luna Azul

4.- Concursante: Uno
Mentira como la vida misma

5.- Concursante: Pon
La Montaña de la Espalda Quebrada

6.- Concursante: Breuil
Esto no es Tir-Nan-Og

7.- Concursante: Merce
Desde el rincón

8.- Concursante: Suntzu
Y total... ¿pa' qué?

9.- Concursante: Bornne
Llenando el Baúl

Fino agradeciendo a Landhlauts su gran idea del concurso y la generosidad de otorgar un premio al resultante ganador. También a todos sus habituales que acertaron y que no, que participaron en el concurso y que no. Es decir, a todos los de esa pequeña comunidad por el ambiente que creado. Para mi es un orgullo haber sido el afortunado.

Gracias.

domingo, 15 de junio de 2008

Valero chico - I

La pequeña historia de hoy tiene como protagonista a Valero, personaje inspirado por el texto Valero y sus huevos del muy recomendable blog Esto no es Tir-Nan-Og.

Intentaré contar, en varias historias breves, la supuesta vida y obra de este gran infrahéroe humano.


Valero chico



Hola. Me llamo Valero con “v” de vino. Lo digo porque ya me costó aprenderlo de chico y no quiero que nadie diga mal mi nombre.

Yo nací en Chipiona, ¡olé! La tierra de la más grande, Rocio Jurado, ¡olé, olé y olé! Con arte cantaba y que dos pedazo tetas tenía. Cuando nací pesé 5, 600 kilos.

Yo siempre, desde pequeño, he sido fuertote, de lo que se dice constitución fuerte. Cuando nací pesé 5, 600 kilos. No hubo chiquillo de mi edad que me pudiese y si alguno de los más grandes me hacía algo, ese al poco se llevaba dos buenas pedradas en la cabeza… y a veces hasta una meada bien meada encima.

Me acuerdo de un juego muy gracioso que hacíamos. Nos partíamos el culo de la risa. Cogíamos una lagartija, cuanto más grande mejor, y le poníamos bien atado un chino, uno de eso petardo de colores con estrellitas que valían a duro. Lo encendíamos y tirábamos el bicho al suelo. Qué gracia, corriendo de un lado a otro acojonado y luego buuuum, jajaja. A tomar por culo el bicho. Ay, que tiempos tan buenos.

Pero también había cosas peores. Mis profesores me tenían manía. Vale que yo les hacía alguna gamberrada y que me costaba mucho aprender todo eso que decían. Repetí muchos años. Lo bueno era que al ser el más grande me hinchaba a comer pastelitos y bocadillos de los otros crios. Así me puse de grande y fuerte.

A los profes les ponía caca de perro en la mesa o pegamento en su silla. Cosas divertidas que a ellos no les gustaban mucho. Creo que hasta se alegraban cuando hacía novillos.

Pasaron varios años así hasta que me volví listo y comencé a aprobar todo con cincos pelados aunque no hiciese los exámenes. Me parece que por fin se dieron cuenta de que yo era un chaval sano.

Al acabar el cole me tocó buscar trabajo.