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domingo, 25 de octubre de 2009

Microrrelatos V

Otra tanda de microrrelatos, aunque alguno no sea tan micro. Esta vez sin fotos.

Microrrelatos V

La vida de una lágrima es corta y triste. Brota y su misión es alejar la pena que encierra lo más distante posible de quien la siente. No es tarea fácil, está condenada a deshacerse poco a poco en su camino, dejando un rastro húmedo, un rastro elavorado con su propio cuerpo.

Las lágrimas mueren cuando ya desfallecidas no pueden moverse más y se secan. Se evaporan y suben al cielo. Allí, libres de su sal, su tristeza y sus penas, danzan felices unas con otras transformadas en vapor de agua. Han perdido su memoria, son inconscientes e inocentes, y disfrutan de su sencilla existencia mientras aguardan el nuevo destino que le les asignará en forma de lluvia.

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Buscaban un extra para la película. Básicamente, debía no saber nadar muy bien. Hizo tan bien su papel que murió ahogado.

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A los cinco años su voz maravilló al duque. Era un gran honor, iba a ser uno de famosos “castrati”. Aceptó a disgusto su destino, nada podía hacer. Durante años se esforzó y trabajo duro. Consiguió tener la mejor y más potente voz.

El duque henchido de orgullo y curioso a la vez, decidió que volviese a actuar para él. Fue la última vez que lo escuchó, sus tímpanos acabaron reventados.

domingo, 18 de octubre de 2009

Ahogado


Tras varias “microrrelatos sessions” vuelvo a los experimentos literarios.



Ahogado


Te sientes abatido, derrumbado, desolado.

Te ves minúsculo y aun así te contraes más contra ti mismo intentado empequeñecer más todavía, queriendo no existir.

Sobras al mundo y no deseas que este te advierta.

No te mueves, no hablas, no reaccionas.

Te quedas anquilosado por tus miedos, encarcelado por tus temores.

Contrariamente, el interior de tu cabeza no cesa de dar vueltas

Buscas porqués, exploras minuciosamente que ocurrió.

Intentas encontrar una solución, construir una salida y no es fácil, no lo es sin riegos.

A pesar de mucho pensar, intentar discernir algo de luz o encontrar un camino,… es imposible.

Todo es borroso y no te das cuenta que desde tú punto de vista sólo hay tinieblas. No ves más allá de tu propio dolor.

Estás ciego y no lo sabes. No te das cuenta.

Temes derruir los restos de algo que no se mantiene en pie, sientes terror a hacer algo que implique un cambio. Y no lo haces.

Sin embargo, la situación te asfixia, buscas aire donde no lo hay. Paradójicamente, estando así, sientes la seguridad de la quietud, del tiempo congelado.

Si continuas aguantado, nada irá a peor, nada cambiará, a pesar de que es lo que más deseas.

Esperas vanamente que algo suceda. Aguardas una nueva situación que no llega. Corre el tiempo y nada cambia, nada pasa.

Finalmente, no puedes más, has quebrado el límite.

Levantas la cabeza y rompes todas las costras que te aprisionan.

Te pones de pie dispuesto a hacer cualquier cosa. De nada sirve todo lo cavilado, los infinitos estériles pensamientos ni el tiempo sufrido.

Reaccionas por instinto, sin plan alguno ni sentido.

Sale bien. O sale mal. En todo caso, poco importa.

Eres LIBRE. Vuelves a ver.

Has ganado o ya no tienes nada perder.

Con la felicidad de que afortunadamente todo se haya solventado o la tristeza de haber perdido inapelablemente, sientes serenidad.

El miedo se ha ido.

El mundo continúa girando.