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martes, 12 de julio de 2022

El sonido de las ballenas

Otro día más que tren lleva retraso, otro día más que el tren está abarrotado.

Mucha gente de pie como siempre. Una pésima circunstancia que insiste en repetirse.


Para mayor crispación de los viajeros la locomotora frena en medio de túnel y hace con un ruido agudo largo y lastimero.

 

Mejor tomárselo con un humor. Por lo bajo, suelto un comentario, sin querer llamar la atención, como para mí mismo.

    -    Joer, parece el ruido que hacen las ballenas.

    -    Tienes razón, es muy similar - me dice una chica que estaba bastante cerca mientras se gira para mirarme. Es guapa, muy guapa. - Yo las he escuchado en el mar.

 

Creo que estoy como un tomate de rojo, pero no era momento para perder la compostura. Algo he de replicar.

    -   ¿Y que se dicen las ballenas? - pregunto yo intentado ser simpático y un pelín chulito. Dicen que a las chicas le gustan los malotes.

    -    Ah, pues lo normal, cosas comunes. Qué hay que comprar esta semana en el super. Como han subido las temperaturas en el océano. Lo de siempre. Ya sabes - Me responde con una sonrisa que es el sol más brillante que jamás ha iluminado mi triste mundo interior.

    -    Jajaja, muy graciosa. ¿Eres humorista? - Yo ya estoy lanzado, esa sonrisa ha destrozado la coraza de mi innata timidez. Nunca se me dado bien esto, pero allá voy.

    -    Sí, claro, del Club de la Comedia – Me aclara ella medio coqueta.

 

La gente de alrededor nos mira de reojo disimuladamente.

 

    -   ¿Y me vas a cobrar por la actuación? - De perdidos al rio.  No puedo parar de hablarle. Que no decaiga. He de mantener la conversación. Me está gustando esa chica. Demasiado.

    -    Sería lo justo, ¿no?  - Otra sonrisa. Me sigue el juego. Aquí ya mi imaginación y mis ilusiones se desbocan y recorren terrenos insospechados.

    -    Espera que miro si llevo algo suelto. - Hago que busco algo en mis bolsillos. - Nada por aquí, aquí tampoco. - Me toco el vientre y digo - Ah, sí, creo que tengo algo suelto: el vientre. Jejeje - Todo imperio tiene un momento en que llega su declive. Lo acabo de decir y ya me arrepiento. La he cagado, bien cagada. Qué vergüenza. No puedo haber sacado una "gracia" menos apropiada. Esto no es lo mío, no lo es. La gente de mi alrededor se aparta lo que puede de mí, dentro de lo que la saturación de vagón permite.

 

    -    Uys, pues entonces, aléjate de mí - me contesta haciéndose la ofendida, pero sonriendo. Quizás el imperio persista. A pesar de mí, no está todo perdido. El resto de viajeros me vigila con desconfianza. Están pendientes de si me muevo hacía un lado u otro.

 

Es el momento y tengo que decirlo. Ella me ha conquistado por completo. Ahora o nunca. Toda mi vida culmina aquí.

    - Creo que no podré alejarme de ti nunca. Siempre estaré a tu lado. Siempre.

 

  

Bueno, Y eso es lo que me llevó aquí y ahora. Seis meses y un día de prisión por acoso. Dos años con orden de alejamiento a más de 500 metros de ella. En el juicio contó con muchos testigos a su favor.