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lunes, 26 de septiembre de 2022

Entrevista de trabajo

 

+     Buenas tardes, tú eres Sergio, ¿verdad?

 

-      Sí, mismamente

 

+     Vale. Sí. Tú currículo nos cuadra mucho con lo que buscamos. Sí. Esto… Perdona, ¿podrías encender la cámara? Es importante para la entrevista.

 

-      Sí, claro. “No problemo”.

 

+     Gracias. Eh, …esto. No llevas nada en el torso.

 

-      ¿Qué? Ah, te refieres a que no llevo camiseta. No que va. Hace mucho calor, así se está más fresco.

 

+     Ya, ya. Pero, entiende, que para la entrevista… No son formas.

 

-      ¿Por qué? No me digas que te vas a escandalizar por ver un tío desnudo

 

+     ¿Estás desnudo?

 

-      Oye, eso es más pregunta para una línea erótica que para una entrevista de trabajo. Jejeje

 

+     Bueno, perdona, es que me choca mucho.

 

-      Bah, no pasa nada. Mira, sí, estoy todo en bolas, también de abajo, si me levanto se me ve el culo, las joyas de la corona y el badajo, jejeje.

 

+     Nooo. Siéntate, por favor, siéntate.

 

-      Pero, ¿qué pasa? Te incomoda

 

+     Sí, es la primera vez que me ocurre esta situación y no es cómodo.

 

-      Tú, tranqui, yo estoy bien. No me da vergüenza que me veas el pinganillo.

 

+     A ver. Esto no es normal. Yo intento evaluar si eres adecuado para nuestra empresa y esto…, esto no pinta bien.

 

-      Bueno. Corrígeme si me equivoco. ¿Vale? Esto es para puesto de programador analista en teletrabajo. Voy a trabajar todo el tiempo desde mi casa, ¿verdad?

 

+     Sí, así es. Eso es lo que ofertamos.

 

-      ¿Entonces que más da como yo esté en MI casa?

 

+     Pero, pero… ¿me estás diciendo que vas a trabajar siempre desnudo?

 

-      No, hombre no. Cuando haga rasca estaré con dos pijamas por dentro de los calcetines y el batín de estar por casa. No estoy loco.

 

+     Pero, esas no son formas de estar… Vas a tener reuniones, … reuniones con tus compañeros, con tus jefes, … hasta con los clientes. ¿Vas a estar desnudo siempre?

 

-      No, ya te he dicho que en invierno no, pero en verano fijo.

 

+     Me desconciertas, no sé que decirte, esto no es serio…

 

-      Vamos a ver. Vosotros queréis un tío que domine y sea productivo. Sí, me habéis llamado es porque estáis seguro de lo primero y de lo segundo ya me encargo yo, pero ser más productivo he de estar cómodo y a gusto.

 

+     Yo, te entiendo, pero esto y no es habitual…. Tienes muy buenas referencias y la entrevista iba a ser puro trámite porque nos interesas y más como está ahora el mercado.

 

-      Pues macho, aclaraos, está fruta se vende ya pelada y si la quieres en invierno con doble o triple envoltorio. Yo lo que no quiero es trabajar agobiado… y tú lo has dicho. El mercado está como está.

 

+     Ya, ya, pero no podrías…

 

-      Es lo que hay, no es mi culpa que seáis tan carcas y algo inmaduros, bueno, perdona, mejor dicho, esclavos de estereotipos y tan poco evolucionados con el tema de la presencia y la apariencia.

 

+     Oye, tampoco es eso.

 

-      Lo es y me lo estás demostrado.

 

+     No sé si así vas encontrar algo…

 

-      Ya te digo yo que sí. Como dijo aquel “es el mercado, amigo”.

 

+    

 

-      ¿Seguimos?

 

+     Tengo que consultarlo. No sé…Te digo algo. Ya contactaremos contigo.

 

-      Okey, McKey. Aquí estaré.

 

+     Sí, vale. Adiós

 

 

martes, 12 de julio de 2022

El sonido de las ballenas

Otro día más que tren lleva retraso, otro día más que el tren está abarrotado.

Mucha gente de pie como siempre. Una pésima circunstancia que insiste en repetirse.


Para mayor crispación de los viajeros la locomotora frena en medio de túnel y hace con un ruido agudo largo y lastimero.

 

Mejor tomárselo con un humor. Por lo bajo, suelto un comentario, sin querer llamar la atención, como para mí mismo.

    -    Joer, parece el ruido que hacen las ballenas.

    -    Tienes razón, es muy similar - me dice una chica que estaba bastante cerca mientras se gira para mirarme. Es guapa, muy guapa. - Yo las he escuchado en el mar.

 

Creo que estoy como un tomate de rojo, pero no era momento para perder la compostura. Algo he de replicar.

    -   ¿Y que se dicen las ballenas? - pregunto yo intentado ser simpático y un pelín chulito. Dicen que a las chicas le gustan los malotes.

    -    Ah, pues lo normal, cosas comunes. Qué hay que comprar esta semana en el super. Como han subido las temperaturas en el océano. Lo de siempre. Ya sabes - Me responde con una sonrisa que es el sol más brillante que jamás ha iluminado mi triste mundo interior.

    -    Jajaja, muy graciosa. ¿Eres humorista? - Yo ya estoy lanzado, esa sonrisa ha destrozado la coraza de mi innata timidez. Nunca se me dado bien esto, pero allá voy.

    -    Sí, claro, del Club de la Comedia – Me aclara ella medio coqueta.

 

La gente de alrededor nos mira de reojo disimuladamente.

 

    -   ¿Y me vas a cobrar por la actuación? - De perdidos al rio.  No puedo parar de hablarle. Que no decaiga. He de mantener la conversación. Me está gustando esa chica. Demasiado.

    -    Sería lo justo, ¿no?  - Otra sonrisa. Me sigue el juego. Aquí ya mi imaginación y mis ilusiones se desbocan y recorren terrenos insospechados.

    -    Espera que miro si llevo algo suelto. - Hago que busco algo en mis bolsillos. - Nada por aquí, aquí tampoco. - Me toco el vientre y digo - Ah, sí, creo que tengo algo suelto: el vientre. Jejeje - Todo imperio tiene un momento en que llega su declive. Lo acabo de decir y ya me arrepiento. La he cagado, bien cagada. Qué vergüenza. No puedo haber sacado una "gracia" menos apropiada. Esto no es lo mío, no lo es. La gente de mi alrededor se aparta lo que puede de mí, dentro de lo que la saturación de vagón permite.

 

    -    Uys, pues entonces, aléjate de mí - me contesta haciéndose la ofendida, pero sonriendo. Quizás el imperio persista. A pesar de mí, no está todo perdido. El resto de viajeros me vigila con desconfianza. Están pendientes de si me muevo hacía un lado u otro.

 

Es el momento y tengo que decirlo. Ella me ha conquistado por completo. Ahora o nunca. Toda mi vida culmina aquí.

    - Creo que no podré alejarme de ti nunca. Siempre estaré a tu lado. Siempre.

 

  

Bueno, Y eso es lo que me llevó aquí y ahora. Seis meses y un día de prisión por acoso. Dos años con orden de alejamiento a más de 500 metros de ella. En el juicio contó con muchos testigos a su favor.